El vino (del latín vinum) es una bebida obtenida de la uva (especie Vitis vinifera) mediante la fermentación alcohólica de su mosto o zumo. La fermentación se produce por la acción metabólica de levaduras que trasforman los azúcares del fruto en alcohol etílico y gas en forma de dióxido de carbono. El azúcar y los ácidos que posee la fruta Vitis vinifera hacen que sean suficientes para el desarrollo de la fermentación.
El mosto (del latín mustum) es el zumo exprimido de la uva, antes de fomentar, zumo de otras frutas empleado para la fabricación de alcoholo, sidra, cerveza, etcétera.
El jugo es el zumo de una sustancia. En nuestro caso, que tratamos con el fruto de la vid, jugo de uvas no es más que el zumo de las uvas.
Aunque comercialmente hacen pasar por vino a un jugo de uvas procesado sabemos que no es tal, porque no existe vino sin alcohol; decir lo contrario es desconocimiento, tanto científico como bíblico.
La misma Biblia establece la diferencia entre el zumo de uvas y el vino, que podemos comprobar al leer en el libro de Número 6, 1-3. Dijo Yahvé a Moisés: “Di esto a los israelistas: Si un hombre o una mujer decide a hacer voto de nazireo, consagrándose a yahvé, se abstendrá de vino y de bebidas embriagantes. No beberá vinagre de vino ni bebida embriagantes: tampoco beberá zumo de uvas, ni comerá uvas, frescas o pasas.
Según Géneris 9, 20-21, Noé fue el primer vinticultor, y en 14,18 Melquisedec, quien era sacerdote del “Dios Altísimo”, trajo pan y vino a Abrán.
Bíblicamente, el vino es considerado como símbolo de alegría (Sal 104,15), no falta en ninguna comida (1 S 25, 36; Jn.2,1-11) y puede usarse también como medicina y desinfectante (Lc.10,34; 1 Tm 5,23). Por motivos religiosos se abstiene uno del vino (Nm. 6, 1-4; Jc 13; Lc. 1,15). La Sagrada Escritura pone en pone en guardia contra el abuso del vino (Pr.23, 31-35), ya quela borrachera excluye del reino de Dios (Gal. 5, 21: ef.5, 18), pero se admite un consumo moderado (Tb.4,15), pues la abundancia de vino en el Antiguo Testamento es una imagen de la bendición divina (Pr.3,9-10). En relación con el vino se habla también, en sentido figurado, de la vid. Israel es la vid plantada por Dios (Sal.80,9-12) o bien la viña (Is. 5,1-4). En el Nuevo Testamento la vid sirve para ilustrar la comunión de Jesús con sus discípulos (Jn.15, 1-8); por otra parte la viña aparece en varias parábolas (Mt.20,1-16; 33,46). El impío es comprado a la viña infructuosa (Jn.15, 6; Is.5,2); tendrá que beber el vino de la ira del juicio de Dios (Ap.14,10; Jr.25,15-29). Los justos tomarán parte en la consumación de la alianza, que Jesús en la última cena inauguró bajo la figura del vino (1 Co.11, 25s; Mc. 14,23ss).
El primer milagro público de Jesús fue en las bodas de Caná de Galilea (Jn.2, 1-12), donde ordena llenar seis tinajas con agua que trasforma en vino. Llama la atención que usara un número imperfecto para el milagro, lo que fue entendido por los Apóstoles después de la resurrección; pues, él era la séptima tinaja, un número perfecto, porque su Sangre nos ha sido ofrecida en forma de vino, y no como zumo de uvas.
En el mes de julio del año 2010, mi esposa Rosanna y yo estuvimos en el mismo lugar donde se realizó ese milagro, y probamos el mismo tipo de vino que tomó nuestro Señor, el cual es bastante bueno pero embriagador.
Los matrimonios judíos se celebraban durante ocho días, comiendo y bebiendo en abundancia. En el caso de Caná, si calculamos que el vino se agotó días antes de lo esperado, por lo que Jesús tuvo que adicionar las tinajas con capacidad para 800 botellas en total (600 litros ), ¿qué ustedes creen que les pudo pasar a los invitados de esa boda, bebiendo continuamente durante ocho días? Para los conocedores del judaismo es sabido que los matrimonios son celebraciones religiosas en la que se debe manifestar alegría, la cual se obtiene por medio de la ingesta de abundante vino (eso nos lo explicó una judía en Israel, recuerden que jesús era judío).
Bíblicamente podemos comprobar que Jesús bebía vino, en Mateo 11, 18-19 dice: “porque vino Juan, que no comía ni bebía y dijeron: Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores”.
Para los conocedores de las tradiciones judías es sabido que no con todo el mundo se podía compartir el vino, pues era la manera de demostrar que se estaba de acuerdo con sus ideas. Es decir, si una persona bebía con un hombre honesto, él era honesto, si bebía con un corrupto, entonces estaba de acuerdo con la corrupción, etcétera. Por eso, los fariseos y publicanos decían que Jesús era amigo de corruptos y pecadores.
Otra demostración bíblica de que Jesús bebía vino es que celebraba la fiesta de la dedicación del Templo o Janukká (Jn. 10,22), prescrita en 1 Macabeos 4, 59 (finalmente, Judas, sus hermanos y toda la asamblea de Israel acordaron celebrar el aniversario de la consagración del altar cada año, por ocho días, desde el veinticinco del mes de Casleu, con una fiesta alegre) y 2 Macabeos 10, 1-8. Actualmente, el Manukká es una de las fiestas más importantes del judaísmo, que al ser alegre, se celebra con vino.
En Hechos, 2,42, la “fracción del pan”, como era llamada la Eucaristía o misa, incluía el vino, como lo estableció Nuestro Señor Jescristo en la Ultima Cena (Mt.26,26-29; Mc. 14, 22-25; Lic. 22, 19-20). También, podemos leer, en la carta enviada por San Justino Mártir (103-165) al emperador pagano Atnonio Pío (138-161), en el año 155, donde explicaba lo que hacían los cristianos el día domingo, especificando que se ofrecía pan y una copa de agua y de vino mezclados. Bíblica e históricamente está demostrado, que los primeros cristianos nunca usaron jugo de uvas para los ritos religiosos.
Todas las iglesias fundadas por los apóstoles (las católicas apostólicas: romana, ortodoxa, melquita, copta, Armenia, etiope, asiria, etc), las reformadas o protestantes históricas (luterana, anglicana, etc) y las denominaciones usan el vino para sus ritos religiosos; pues, todo verdadero cristiano sabe que Jesucristo ofrece su sangre en forma de vino, y no como jugo de uvas, por lo que debemos respetar este Sacramento establecido por nuestro Unico Señor y Salvador.
jimmy.lantigua@hotmail.com
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