Ninguna nación del mundo ha sido mas solidaria con Haití que la República Dominicana, pues no solamente damos alojamiento a más de un millón de ciudadanos de ese país que carecen de la mas mínima identidad, sino que también en cada momento difícil aportamos soluciones a sus necesidades, como lo demuestra el terremoto que mató a cientos de miles.
En aquella lúgubre ocasión, la mano amiga del pueblo Dominicano se extendió generosamente aportando de todo, incluso construyendo una universidad, y mas que eso proporcionamos nuestro territorio para que sirva de aeropuerto y puente, enviamos allí nuestros mas connotados profesionales y cada dominicano lloró la tragedia haitiana.
El espacio de este editorial ni todas las páginas del periódico El Observador no son suficientes para escribir y cuantificar todo lo que hemos hecho como nación por nuestros hermanos haitianos, pero paradojicamente sectores de ese país, actuando en complicidad con dominicanos y otras naciones han levantado la bandera calumniosa de la infamia y la discordia, mintiendo descaradamente sobre la realidad de los haitianos en República Dominicana, quienes son tratados aquí mejor que en su país.
El atentado criminal contra la Embajada Dominicana en Haití, y aquel ataque al presidente de entonces Leonel Fernández que puso en peligro su vida,
así como otras acciones entre las que sobre-sale la quema de una bandera Dominicana ponen al desnudo un odio y un resentimiento por parte de los haitianos contra los Dominicanos, mismo que es estimulado por falsos dominicanos.
así como otras acciones entre las que sobre-sale la quema de una bandera Dominicana ponen al desnudo un odio y un resentimiento por parte de los haitianos contra los Dominicanos, mismo que es estimulado por falsos dominicanos.
El plan de naturalización iniciado por el gobierno a raíz de la sentencia del tribunal constitucional, genera al país gastos millonarios, sin embargo el gobierno haitiano no invierte un solo centavo para esto, pero agita a sus masas en contra de Quisqueya, promoviendo una campaña calumniosa e infame que algunos paises repiten con propósitos malsanos.
mañana podría ser demasiado tarde.
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