La familia Báez lamenta y llora la muerte de Chalido, quien había llegado a la edad de 100 años, privilegio que agradecen a Dios.
El fallecimiento de Chalido es una perdida sencible para sus familiares, amigos, relacionados y la sociedad, que perdió uno de sus ejemplos de trabajo y honradez.
Chalido había sido ejemplo de formación, logrando constituir una familia ejemplar y trabajadora que enaltece a la ciudad de Villa Altagracia.
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