La ola de robos y atracos que afecta a este municipio mantiene aterradas a las familias que integran esta sociedad debido a la frecuencia como se producen estos delitos y la impunidad que sirve de marco a los antisociales.
Los villaltagracianos vivimos la peor época que registra la historia en términos de inseguridad ciudadana, pues los ladrones actúan a cualquier hora y en cualquier lugar.
Recientemente robaron en la oficina jurídica del licenciado Jacinto Valdez y la boutique que está al lado, esto es justo frente a la Policía Nacional en plena avenida Duarte.
Los delincuentes destruyeron persianas, puertas y arrancaron verjas para penetrar, e incluso rompieron una perciana de la iglesia Castillo del Rey, cuyo patio colinda con la oficina robada.
En mayo pasado tres asaltantes armados penetraron en horas de la madrugada a la residencia del periodista Carlos Báez, director de El Observador, procediendo a amordazar al comunicador y su esposa.
Robaron en Banco ADOPEN, supermercado Invi, las estaciones de gas del Badén y el Km.40, en la Cooperativa del Puerto se robaron más de 300 mil pesos, los cuatreros descuartizan reses y chivos, a diario asaltan personas en las calles, en los colmados a plena luz del día e igualmente choferes y motoristas son objeto de atracos con sorprendente frecuencia, recientemente asaltaron la residencia D’Wendy Floristería, procediendo unos sujetos armados a penetrar su casa a la 1 del día.
Preocupa el hecho de que determinados policías se dediquen a comprar a precios irrisorios artículos robados, y que otros agentes cobren dinero a dueños de motores y passolas que son robados para localizar las motos y devolverlas sin tramites ni protocolos.
En este período navideño los robos y atracos se están multiplicando, aunque es preciso reconocer que hay una gran presencia de agentes policiales en las calles.
Dos diputados pidieron al jefe de la policía que proceda a “darle para abajo” a los delincuentes, planteamiento que ha tenido la aprobación mayoritaria de la población.
La inseguridad ciudadana se extiende a todo el territorio nacional y lo peor del caso es el flaco servicio que realizan las autoridades policiales y del ministerio público.
La única forma de hacer que el pueblo recobre la fe en sus autoridades es persiguiendo a los delincuentes de abajo y de arriba, procesando judicialmente a los que desfalcaron este país y a los que roban en las calles, establecimientos comerciales y casas habitadas. ¡Y hareis justicia!
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