Todo el esplendor requerido para un escenario de primera clase afloraba en el Club INDUSPAPEL la noche correspondiente al 2 de abril del año en curso, fecha en la que fue conmemorado el 60 aniversario de bodas de los señores Alfonso Lantigua y Marina Tavarez de Lantigua.
El amor, la comprensión y la fidelidad han sido los tres fundamentos sobre los cuales se ha erigido como estandarte este matrimonio, cuyos protagonistas han cabalgado juntos en las buenas y las malas, resistiendo las adversidades que siempre atentan contra la armonía de las parejas.
Haber procreado una familia integrada por 5 hijos, 20 nietos y 15 bisnietos y mantener ese idilio a lo largo de 60 años, eleva a esta pareja a la categoría de familia ejemplar de la sociedad dominicana.
Los hijos de la pareja junto a sus descendientes desfilaron en el cortejo familiar. Ellos son:
*Gisela Viuda Taveras, acompañada de sus hijos Julián Taveras y Aeleen Forest y sus nietos Casandra, Joseline, Geovanny, Thalia, Adison y Josiah.
*Ramón Alfonso de Jesús y sus hijos Raymond, Raysa y Cristian.
*Gregorio Reynaldo y su Esposa Magnolia García de Lantigua, acompañada de su hija Maryeri Lantigua Franco.
*Ing. Jimmy Félix Manuel y su esposa la Dra. Rosanna Reynoso de Lantigua, acompañados de sus hijas: Jennifer, Claudia y Marina. *Luis José y su esposa Dra. Kenia Rodríguez de Lantigua, acompañados de sus hijos: Heidy Joselin, Oliver José y Osvaldo José.
Fue una ceremonia con acentuados matices de glamour, elegancia y armonía en la que los invitados degustaron bebidas exquisitas y saborearon un bufet condimentado a tono con el más alto criterio del arte culinario, preparado por el chef Luis Camacho de Santiago.
D´Wendy Floristería realizó una decoración que daba al club un aspecto señorial, donde el blanco resaltaba la pureza del amor que ha servido de marco a la pareja.
El bizcocho resultó deliciosamente agradable al paladar, el mismo fue hecho por María Elena Novoa de Santiago.
El conjunto los caribeños deleitó a los invitados con hermosas canciones del ayer y puso a todos a bailar a ritmo de merengue, el primer tema entonado por los músicos fue “Tus besos, de los panchos, el cual fue bailado exclusivamente por los esposos Lantigua Tavarez.
Semblanza narrativa
Bajo el tibio sol que baña las tierras fértiles del Cibao Central, específicamente en una hermosa comunidad Santiaguense, llamada Puñal; nació el día dos (02) de Octubre del año 1935, una niña con presencia angelical, ojos marrones como la dulce miel y piel tersamente blanca, esa niña fue bautizada con el nombre de Marina Antonia Tavarez Fernández hija de los señores: Manuel Antonio Tavarez y Bertilia Amparo Fernández de Tavarez. Sus progenitores se esforzaron por ofrecer, además de todo el amor paternal y maternal, una formación a tono con los principios de la decencia, la moderación y los mejores modales, e hicieron de esa pequeña criatura una adolescente disciplinada, respetada y admirada por todos en la comunidad que la vio crecer tan hermosa como honorable.
Esta niña creció bajo la doctrina de la Iglesia Católica, de cuya religión fueron miembros sus progenitores. Fue bautizada y confirmada de acuerdo a lo establecido en esta apostólica institución universal. Justo a la edad de doce años, siendo ya una adolescente encantadora, llena de primor y virtudes, los ojos color de la miel de Marina, vislumbran por vez primera a un joven comerciante de nombre Alfonso Caonabo Lantigua García. Nacido en Colorado, Santiago, el 25 de Marzo del 1933. Hijo de los señores Francisco Lantigua y Martina García de Lantigua.
Una breve anécdota nos refiere, que la señora Bertilia Amparo Fernández de Tavarez, madre de Marina, invito a su hija a visitar la residencia de unos amigos con la intención de ofrecer sus condolencias, tras cumplir ese compromiso, se dirigen a un establecimiento de expendio de provisiones, propiedad de Alfonso, nos narra la versión que este joven laborioso e hijo de una familia respetable, fijó su atención en aquella doncella de mirada tierna e inmediatamente manifestó a sus amigos que esa sería la madre de sus hijos.
Aunque en el corazón del joven Alfonso había nacido un sentimiento romántico, cuyo fervor fue creciendo con el paso de los días, semanas y meses, aún la doncella Marina era muy tierna, y tal vez por su condición de adolescente, él no visitó sus padres para pedir su mano. Pero al transcurrir dos años, Alfonso, decide cabalgar sobre el filo de sus sentimientos y visita a la joven Marina, que a la fecha tenía 14 años.
Para poder llegar hasta la doncella que se había convertido en la inspiración más fecunda de sus sentimientos; Alfonso se acerca a los hermanos de la joven, con quienes desarrolla una profunda amistad, sirviendo esto de enlace y plataforma para declarar su amor ardiente y profundo hacia la hermosa y respetable señorita.
En esa ocasión llegaron al país los integrantes del Trió los Panchos, cuyas canciones sensibilizaron a la doncella, de acuerdo a sus propias palabras, y estas melodías sirvieron de marco a cinco meses de noviazgo.
Alfonso Lantigua, decide convertir a la novia en su legítima esposa a la mayor brevedad posible, su corazón presa de un amor subliminal así lo pedía. Por eso los novios se pusieron de acuerdo y fijaron el 31 de marzo del 1951 la fecha de la Boda. Fue un matrimonio como manda Dios, un matrimonio por la ley y por la Iglesia, siendo el Juez Civil, el señor Sergio Herrera, mientras que el cura párroco, reverendo Eduardo Ross de nacionalidad cubana legalizó ante la Iglesia Católica el sagrado compromiso nupcial. Han transcurrido 60 años desde que los señores Alfonso y Marina se unieron en matrimonio, ellos juraron amarse en las buenas y en las malas, juraron respetarse y ser fieles hasta que la infausta muerte los separe físicamente.
Ellos atribuyen su felicidad y permanencia a su capacidad de dialogar y buscar solución con humildad a las dificultades y adversidades que se presentan a toda pareja. El amor, la comprensión y la fidelidad son los tres conceptos básicos para que una familia prospere, sostiene la pareja; que hoy acude a la celebración de su 60 aniversario de bodas.